Las empresas españolas no invierten suficiente en digitalización
El confinamiento por la crisis del coronavirus ha derivado en la paralización de la actividad económica española. Muchas empresas se han visto obligadas a cambiar su estructura de trabajo con la problemática de estar poco digitalizadas. Y es que, aunque la tecnología para el teletrabajo lleva tiempo disponible, la inversión de las empresas en este ámbito ha sido muy pobre. Tanto que, según el Enabling Digitalization Index elaborado por Allianz, España ocupa el puesto 27 de 115 en países más avanzados en cuanto a digitalización empresarial. Nos encontramos en la barrera que separa las economías más avanzadas del mundo de las que están en segundo plano en cuanto a materia digital.
Cierto es que la mayoría de las empresas españolas utilizan tecnologías digitales. Sin embargo, ni de lejos se aprovecha todo su potencial. Esto viene dado en parte por nuestra estructura empresarial, en la que predominan las pymes y los sectores menos innovadores como la hostelería o la construcción. Ahora bien, según la European Private Business Survey 2019 elaborada por PwC, el 78% de las empresas españolas considera muy importante la digitalización para su futuro; aunque solo el 22% destina más de un 5% de su inversión a la misma. Esto contrasta con las empresas de países como Dinamarca o Noruega, que destinan en torno al 50%.
La falta de digitalización en España también viene dada por una insuficiente cualificación del personal. Los empleados no están preparados para trabajar de manera digital y las empresas tampoco apuestan por la formación de la plantilla. De hecho, un estudio realizado por UGT revela que un 33,5% de los trabajadores no son capaces de moverse por entornos de trabajo digitales básicos.
Es muy difícil realizar un cambio radical en poco tiempo, pero muchas industrias se están viendo obligadas a transformarse de la noche a la mañana para seguir adelante. Es por ello que la crisis del coronavirus será un punto de inflexión en la digitalización de las empresas españolas.
Fuente: La Vanguardia